Es fácil recordar datos cuantitativos como nombres de picos, altitudes, desniveles, orientaciones, acotaciones geográficas, coordenadas GPS, grados de dificultad en diferentes escalas ... nos sobran mediciones y este blog es sólo para guardar pequeños detalles que sirvan para pulsar el nodo neuronal que dispara en nuestro cerebro evocaciones, recuerdos, sensaciones, sugerencias y demás impresiones cualitativas

2011-08-24

Maladetas Occidentales: Cordier (3254 mts), Sayó (3220 mts), Mir (3185 mts)

Maladetas Occidentales bañadas por el sol. De izquierda a derecha: Picos Cordier, Sayó, Mir y Delmás
Estamos en el macizo de los Montes Malditos. La cresta que se dirige de Este a Oeste entre los collados de La Rimaya y Superior de Alba tiene tres cimas de considerable altura y perfectamente individualizadas. Son las Maladetas Occidentales, posteriormente bautizadas como Pico Cordier (3254 mts) (Louis Cordier intentó la primera a la Maladeta en 1802, quedando muy cerca de la cima), Pico Sayo (3220 mts) y Pico Mir (3185) (éstos fueron afamados guías Benasqueses de principios del siglo XX; Sayó fue fulminado por un rayo junto a su cliente en el Paso de Mahoma) Del Pico Mir se desprende hacia el norte otra cima llamada Punta Delmás. La marcha comienza en la Besurta, poco antes del amanecer. Subimos por el trillado camino de Renclusa, donde llegamos 40 minutos después. Sin apenas detenernos, continuamos hacia el valle de Paderna, abandonando la ruta hacia los Portillones. Ascendemos junto al río, llegando a los pequeños ibones de Paderna. El sol resplandece en las cumbres, pareciendo incendiadas. Atravesamos la morrena, y después de reponer agua en el torrente, enfilamos hacia el collado de Paderna. Al llegar a él giramos hacia el sur por un inmenso pedregal. Ganamos altura con dificultad. La pendiente es fuerte y el avance por los bloques penoso. Accedemos a la morrena de la Coma de Alba, donde efectuamos un pequeño descanso. Al fondo vemos el empinado corredor de acceso al collado de Alba. Hemos subido demasiado y nos topamos con un nevero. No llevamos crampones y la nieve está muy dura. Tenemos que bajar unos metros para rodearlo y enfilar el canalón. Un paso para arriba y tres para abajo. Se mueve, bueno, se cae todo. Marta está poco menos que aterrorizada. Lo suyo es la trepada, pero este terreno NOOOO. Por fin aparecemos en el collado (3087 mts). Sin parar nos dirigimos hacia las Maladetas. Dejamos para luego el Pico Mir, pues ha subido otro montañero y así evitamos que nos lance alguna piedra. Rapidamente alcanzamos el Pico Sayo (3220). Buena vista hacia el glaciar. Sin respiro continuamos hacia la siguiente cima. Parece cercana, pero no es así. Un gran lomo de pedruscos con el hito justo en el extremo más alejado de nosotros nos da mucho más faena que la prevista. Aún así acabamos por llegar al Pico Cordier (3254). Vista espléndida: Cregüeña, cresta homónima, Maladeta E. Maldito, e incluso el Aneto algo más al Este. No estamos solos. Un armiño juguetea alrededor de nosotros entre los inmensos bloques. Pero, ¿qué hace aquí?
Descansamos, hacemos fotos, y para abajo. El descenso por los grandes bloques es lento. Al llegar a la altura del Pico Mir alcanzamos el collado continuo al Sayo. Escalamos la corta pero vertiginosa arista E y coronamos (3185) ya entre las nubes.
No nos entretenemos, el cielo pinta mal. Pensábamos intentar el Diente y La Muela de Alba pero mejor para otro día. De nuevo el terrorífico canalón del collado. Se nos hace más llevadero. La inmensa morrena se nos atraganta. El descenso es muy lento, pero poco a poco vamos dejando atrás los pedruscos y comienza a aparecer algo de hierba. Por fin el sendero se va definiendo conforme nos acercamos al valle de Paderna. De nuevo el torrente, las flores, la vida...
No nos detenemos ni en la Renclusa. A ver si no tenemos que esperar mucho al bus de la Besurta.
Grandes cimas, aunque la competencia con los gigantes vecinos es excesivamente dura.
4 agosto 2011. Enrique, Marta, Fernán
Amanece justo al llegar al Refugio de la Renclusa
Los primeros rayos de sol parecen incendiar el Pico de Paderna
Torrente de Paderna. Ultimo lugar para abastecernos de agua
Ascendemos hacia el oeste en busca del collado de Paderna. Abajo brillan los lagos del mismo nombre
Silueta de Fernán. Al fondo se ve la cresta de los Portillones
Contrasta la roca granítica con la caliza de la Tuca Blanca

Marta llegando a lo alto de la morrena frontal del extinguido glaciar de Alba
 
En la sombra se adivina el canalón podrido que nos ha de llevar al collado superior de Alba

Todo se mueve. Hemos sufrido pero ya salimos al collado (3087 mts)

Estamos en la cima del Pico Sayó (3220 mts). Buena vista sobre el glaciar de la Maladeta
Marta y Fernán en este pico dedicado al famoso guía benasqués José Sayó, malogrado en el cercano Aneto
Vista hacia el lago de Cregüeña, enmarcado por los picos Aragüells y cresta de Estatats
El terreno que nos separa del Pico Cordier es verdaderamente penoso
Ya estamos en el Pico Cordier. Zoom al Aneto que emerge por detrás de la Maladeta
Fernán y yo en la cima. Al fondo Perdiguero, Literola, Cabrioules,.....
La cresta que sigue hacia la Maladeta Oriental es muy accidentada
El Pico Mir (3185 mts), última cima de la jornada. El tiempo parece complicarse
Este pico nos lo hemos tenido que currar algo más. Había una corta trepada pero con patio.

Descenso hacia el collado. Enfrente la cresta hacia el Pico de Alba, con la Muela y el Diente

Impresionante bloque transportado y abandonado por el glaciar
La hierba gana terreno en el inmenso pedregal. Vamos volviendo a la vida

Torrente de Paderna. Foto especialidad de Fernán
4 agosto 2011. Enrique, Marta, Fernán

2011-08-03

Tempestades (3290 mts) y Punta Brecha Tempestades (3274 mts)

Con zoom desde el lago de Llosás: Cresta de Tempestades. A la izquierda del todo, la Punta de la Brecha
Desde el Collado de Salenques hasta la cima del Aneto discurre una afilada cresta de 3 kilómetros de longitud. Clásica entre las clásicas, se trata de la Cresta de Salenques-Tempestades. Hacia allí nos dirigimos, concretamente al Pico Tempestades (3290 mts) para seguir la arista hacia el oeste que culmina en la Punta de la Brecha Tempestades (3274 mts), pico que recibe este nombre impropio porque allí mismo la cresta desciende en vertiginosa caída dibujando la profunda Brecha de Tempestades, descrita por Henry Russell en 1881 como “una brecha formidable, en forma de V donde el huracán la atraviesa como un proyectil”.
Hemos madrugado mucho y a las 5 h. tomamos en Benasque el Bus que nos lleva hasta Vallibierna. Una hora más tarde comenzamos la marcha, Rafa, Pedro y yo, en dirección al valle de Llosas. Vamos ascendiendo entre pinares hacia la pleta de Llosas, una gran llanura semiencharcada por la que serpentea el río. El día, en contra de lo previsto, ha amanecido nublado, dejando entrever apenas algunas cimas.
En 1 h. 30 min. llegamos al lago, encajado al norte por una negruzca pared granítica. Al oeste destacan las tres agujas de Llosas (Argarot, Tchihatcheff y Franqueville) que nos traen buenos recuerdos de anteriores escaladas. El día es desapacible, por lo que enseguida reemprendemos la marcha, avanzando junto al torrente.
Lago y Agujas de Llosas

Fuerte ascenso, con el Russell al fondo

Llegamos pronto al segundo lago de Llosas, mucho más pequeño y encajonado en una barranquera. Enfrente tenemos la muralla del Pico Russell. Torcemos a la izquierda y nos elevamos por fuerte pendiente hacia el norte siguiendo los hitos. Al poco rato salimos a una gran comba entre el contrafuerte sur del Tempestades y el Pico de Russell. La subida ya no es tan dura, pero sin embargo el avance es lento debido a lo pedregoso del terreno.
Antes de llegar a la Brecha de Margalida-Tempestades aprovechamos un lugar resguardado del viento para equiparnos con arnés y casco, ya que a partir de la primera cima comienzan las dificultades, el terreno se presenta suelto y la roca descompuesta. 
Pico Tempestades entre la niebla

Pedregal

Poco antes del Tempestades nos preparamos

Ya estamos en la cima del Tempestades (3290 mts). Dejamos las mochilas, sacamos la cuerda, y hacia lo desconocido, pues hemos leído reseñas en Internet y no hay dos iguales. El día continúa muy desapacible. Las nubes, rotas en jirones atraviesan la cresta por encima de nuestras cabezas. 
Cima de Tempestades. Al fondo Margalida y Russell


El tramo de cresta que nos queda, y por detrás el Aneto

Descendemos unos metros por terreno roto hasta alcanzar la arista por una placa evidente que cruzamos en bavaresa, desencordados pero con mucho cuidado pues la roca no parece muy fiable. Este paso tendrá unos veinte metros. Yo sigo a Pedro, que me va indicando todos los movimientos a seguir. Detrás Rafa. Ya estamos al otro lado. ¡Qué alivio!. Aún así el terreno exige mucha atención. Dejamos una gran aguja a nuestra derecha, la flanqueamos con trepadas aéreas en PD intentando no perder mucha altura, a pesar que más abajo vemos corredores y repisas más fáciles pero expuestos. Salimos por fin a un pequeño canalón, que ascendemos, volviendo de nuevo a la cresta, muy cerca ya del pie de la Punta. Aquí las reseñas que hemos consultado indican seguir hacia la derecha buscando una placa de IV equipada con un par de clavos que sube directa a la cima.
Hacia la Bavaresa

Allí estamos

Flanqueando la aguja

Como no lo vemos claro, seguimos directos por la cresta, incluso pasando algún tramo por el norte, alternando trepadas con pasos . Abajo, muchos metros más abajo, el glaciar agrietado de Tempestades. Llegamos a las inmediaciones de la Punta de la Brecha, que desde nuestra posición parece inasequible pero bajamos hacia el sur hasta encontrar un canalón de piedra suelta que sigue descendiendo a la izquierda del gran gendarme que forma la cima. Una vez rebasado éste, descubrimos un angosto corredor que sube hacia el norte. Tiene fuerte pendiente, pero nos vamos agarrando a la pared de la derecha, que tiene buenas presas, Al llegar arriba no nos queda más remedio que trepar hacia nuestra derecha por unas losas con fisuras que nos dejan sin mayor problema en la cima de la Punta de la Brecha Tempestades (3274 mts).
Ascendiendo el corredor

Desde la cima, glaciar y Cresta de Tempestades. A la derecha, el Pico Tempestades

Hacia el oeste, Espalda y Pico de Aneto

Muy cerca vemos el Aneto con bastante gente en su cima. No sé si porque ya ha salido el sol, o por el alivio que supone el haber hecho esta cima, que de repente me encuentro eufórico. Euforia que me dura poco, pues Rafa nos convence para descender directamente hacia el Este haciendo rappel desde un clavo que hay 2 metros por debajo de la cumbre. Más vale malo conocido …
En fin, parece que lo ve bastante fácil, preparara el rappel y baja antes de que nos arrepintamos. Efectivamente, rapelamos la vía de ascenso por la placa de IV que mencionan las guías. La doblada de 8 o 9 metros nos deja en una ancha repisa que enlaza con la vía de ascenso antes de efectuar el rodeo de la Punta por el Sur. Ya por terreno conocido, destrepamos la brecha y el corredor angosto por el que habíamos subido, flanqueamos las aéreas paredes comprobando la solidez de cada presa, atravesamos la placa en bavaresa y por pendientes algo rotas, nuevamente nos encontramos en la cima del Tempestades. Ahora sí que acaban las dificultades. 
Rappel

Rafa en la bavaresa

Llegando de nuevo al Tempestades

Pedro y Rafa. Reto conseguido

Sin apenas detenernos iniciamos el descenso hasta que encontramos un lugar abrigado del viento donde nos detenemos para quitarlos el arnés y echar un bocado, que ya toca. Dos horas hemos invertido en la escalada de la Punta desde el Tempestades, y vuelta al pico. Evidentemente, nos lo hemos tomado con tranquilidad.
Continuamos descendiendo por el mismo itinerario hasta llegar al lago de Llosas, calculamos que podríamos llegar al bus de las 16 h, aunque habrá que correr. De lo contrario deberíamos esperar hasta las 18 h. Dicho y hecho, a correr. ¡La de veces que me ha tocado correr para coger este bus! Estamos salvados, son las 15 h. 59 min. Sudorosos, pero contentos por el logro conseguido. 



La Punta de la Brecha Tempestades tiene mala fama, más que por su dificultad, por su roca quebradiza, pero la verdad es que yendo con cuidado por la ruta que nosotros seguimos, exceptuando el paso de la bavaresa, no tiene mucha historia. Eso sí, el ambiente alpino de lo más. Y Pedro sigue sumando. ¡Qué poco te queda! (para acabar la colección)
16 julio 2011. Pedro, Rafa, Enrique
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